Los Clásicos - Mafalda
Era inevitable que comenzará la serie de Clásicos con mi Adorada Mafalda, un personaje que siempre me ha encantado. Una tira cómica que condensa en sus personajes toda la fauna humana. Susanita que solo piensa en casarse, tener hijitos y ser una ama de casa abnegada; Felipito siempre tan estudioso; Miguelito el ocurrente, el super pana, el gran compañero de juegos; Manolito el comerciante; Guille la inocencia; Libertad la pequeñita del gran carácter; Mafalda la niña inconforme, ecológica y ocurrente. De todo hay en esta saga que duró 40 años y que muchos la recordamos con amor.
HISTORIA DE MAFALDA
El 29 de Setiembre de 1964 debutó oficialmente como tira "Mafalda", en la revista "Primera Plana"; sin embargo, el personaje en sí había sido creado en 1963. Según Joaquín Salvador Lavado (Quino), autor de "Mafalda", y dueño de una genuina modestia, todo empezó por casualidad y sin que él se propusiera ninguna grandeza: "En realidad Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, me lo pasó a mí. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de "Primera Plana", me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y bueno, ahí empezó todo." Esta anécdota, que Quino contó muchas veces, tiene algunos detalles poco conocidos. Por ejemplo, el nombre del empleado de la agencia que le encargó la tira: el actor Norman Briski.
Brascó, hoy día, recuerda: "En aquel momento ese nombre me quedó grabado, porque era una mezcla de mi apellido con el del dibujante Oski. Cuando me llamó, esta coincidencia me resultó graciosa y fui a la agencia a ver de qué se trataba. Querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo". Brascó, justamente, era el director del suplemento de humor "Gregorio", de la revista "Leoplán", donde, cuando aún no estaba del todo definido el personaje, fueron publicadas 3 tiras sueltas de la familia. Quino no sospechaba, cuando comenzó con el personaje, que las reflexiones puestas en boca de este personaje serían traducidas a 26 idiomas desde el japonés, italiano y portugués, hasta el griego, francés y holandés.
En el caso de Mafalda, la partera no dijo macho: el flamante personaje que con los años se transformaría en un estandarte de lucha por la igualdad social, en tiempos en que la liberación femenina aún estaba en pañales, llevaba sus polleras bien puestas. Quino, el creador de Mafalda, dice hoy día: "-¿Por qué mujer? No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas.-". El dibujante tampoco se había puesto a pensar, tres décadas atrás, que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente, tan reflexiva como contestataria, iban a recorrer el mundo. Mucho menos que aunque la URSS haya desaparecido, lo mismo que Los Beatles y la guerra de Vietnam, el mensaje de Mafalda seguiría manteniendo la misma dosis de genialidad y, sobre todo, de actualidad.
Luego de publicarse en la revista "Primera Plana", pasó al diario "El Mundo" de Buenos Aires desde el día 15 de Marzo de 1965. Cuando este diario cerró, Mafalda y sus amigos debieron tomarse vacaciones durante un tiempo, con la mamá de Mafalda, Raquel, estando embarazada. Mientras tanto, fueron republicados en diversos diarios del interior del país. Durante unos seis meses no hubo tiras nuevas. Por ese entonces Quino realizaba una página de humor en el semanario "Siete Días Ilustrados" y la publicación decide reemplazarla incorporando a Mafalda, que aparece el 2 de junio de 1968.
Para cuando la tira se reanuda en "Siete Días Ilustrados", ya había nacido Guille, el hermanito de Mafalda. Se publicaban 4 tiras por semana y, para completar la diagramación de la página, Quino hacía un dibujo a modo de encabezado, colocando a los personajes en distintas situaciones. Desde el momento de su publicación, Mafalda se ganó la fama de ser un registro minucioso de la clase media argentina de los años '60 y de los episodios que resaltaban en el escenario mundial para el momento. Justamente, uno de los juguetes preferidos de Mafalda era un globo terráqueo, al cual cuidaba como a un enfermo, lo abrigaba y hasta intentó mejorarlo con las cremas de belleza de su madre.
Mafalda retrató y opinó sobre eventos tales como la guerra de Vietnam, la carrera espacial, el movimiento tercermundista, el asesinato de Kennedy, los derechos humanos, el sexo, la represión, el psicoanálisis, el feminismo y la religión, entre otros muchos. Según opinan los expertos, con Mafalda, el género de la historieta pasó de lo social a lo psicológico. Con una exacta dosis de simpleza y profundidad, Mafalda se convirtió en el personaje de historieta que más significa hoy para los argentinos.
En cuanto al exótico nombre de "Mafalda", surgió de la versión cinematográfica de la novela "Dar la cara", de David Viñas; en una escena de esa película aparece una beba dentro de un moisés que se llama así, y Quino adoptó el nombre, ya que le pareció alegre. El autor jamás imaginó que ese ser diminuto y genial, con una inteligencia y sagacidad inmune a los razonamientos adultos y apenas rodeada de un apropiado universo infantil, elevaría la historieta a la categoría de "cuentos morales". Sus historietas fueron guiños hacia los estereotipos de Argentina y del mundo en el momento, retratando diferentes aspectos del género humano.
Quino ha declarado en múltiples ocasiones que estaba sorprendido por la repercusión que han tenido sus dibujos en países tan diferentes a su país natal como Japón o Estados Unidos. Dijo, en declaraciones al diario El Mundo, de España, que "Las tiras de Mafalda están sembradas de tópicos argentinos, y siempre me he preguntado cómo pueden entenderlas en otras culturas" . Lo cierto es que con el paso del tiempo, esta historieta protagonizada por una niña rebelde y tierna, junto a su singular grupo de amigos, se ha convertido en objeto de culto, no sólo en su país natal sino en muchos países alrededor del planeta.
Mafalda, en cuarenta años de existencia, traspasó no sólo fronteras sino también los estrechos márgenes de las tiras para convertirse en un personaje más de la realidad. Debido al gran éxito de este personaje se han hecho a lo largo de los años innumerables cantidades de artículos sobre ella como ser muñecas, remeras, accesorios, vasos, etc.
LA DESPEDIDA DE MAFALDA
Hace más de tres décadas, Quino dejó de dibujarla. El 25 de junio de 1973 apareció Mafalda por última vez en una tira. Los cuadritos finales de la historieta fueron publicados en el semanario Siete Días.
Puede decirse que ése fue el final oficial de la saga de la nena "ferviente antisopa" y sus amigos, ya que si después hubo otras apariciones, fueron discontinuas, para campañas de bien público o como un regalo personal que su creador, Quino, eventualmente entregaba a sus amigos . Eso no quita que desde aquella fecha numerosas publicaciones sigan reproduciendo a Mafalda en muchos países. Además, sus temas más recurrentes los abusos de poder, las injusticias sociales, el autoritarismo, siguieron vigentes en los trazos de su autor, Quino, en casi todos sus chistes posteriores.
Quino fue preparando el terreno de la despedida así: en el número del 18 de junio de 1973, la chismosa Susanita contaba al lector: "Ustedes no digan nada que yo les dije, pero parece que por el preciso y exacto lapso de un tiempito los lectores que estén hartos de nosotros van a poder gozar de nuestra grata ausencia dentro de muy poco". El remate llegaría una semana después; esa tira final no tenía cuadros, todo el espacio lo ocupaban Mafalda y su pandilla, a excepción de Susanita. Tomaba la palabra Mafalda: "Dice el director que bueno, que a partir de hoy podemos darle un descanso a los lectores, pero que si alguno de nosotros se mudare, trasladare y/o apareciere en otra revista y/o diario, él a patadas nos agarrare" También ese día salió publicado el que podría ser el testamento intelectual de Mafalda: dormida, sonriente, sueña con que el mundo está cubierto por una manifestación. En el sueño, se le aparece Susanita para decirle: Tarada, ¿tenés pesadillas y encima te reís?
Es el mismo, Quino quien da los motivos para la conclusión de la tira: "Me costaba mucho esfuerzo no repetirme, sufría con cada entrega. Cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va. Y por respeto los lectores y a mis personajes y por mi manera de sentir el trabajo decidí no hacerla más y seguir con el humor que nunca dejé de hacer." A diferencia de otros colegas suyos, como Schulz, creador de los Peanuts, que han hecho perdurar las tiras apoyándose en un equipo de guionistas y dibujantes, Quino se resistió siempre a perder el contacto personal con su creación. Jamás quiso adoptar esta modalidad de trabajo por considerarla no adecuada a su estilo, así como tampoco nunca ha utilizado un mecanismo particular de trabajo. Antes que nadie lo pudiera percibir, Quino supo que Mafalda había cumplido su cometido.
Extraido y condensado de :
Todas las ilustraciones y personajes son propiedad de Joaquín Salvador Lavado (Quino).
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