Un poquito de historia!! - Grabado en madera
La técnica del grabado en madera se conocía desde antes de la aparición de la imprenta. A finales del siglo XVI, las estampas xilográficas circularon en gran número, y muy pronto se adoptó la costumbre de ilustrar los libros impresos con xilografías.
PROCEDIMIENTO DE REALIZACIÓN
1. Preparación de la plancha:
Una vez se ha elegido el tipo de madera más adecuado, se ha de preparar el bloque de madera para poder grabar sobre el mismo. En primer lugar, elegiremos un fragmento de madera de la medida correspondiente al grabado. Según sea ésta, la plancha de madera no podrá ser de una sola cola, sino que se obtendrá a partir de la unión de diferentes fragmentos.
Para obtener un grabado de buena calidad es imprescindible que el grosor de la plancha sea totalmente uniforme en cualquier punto y que la superficie sea absolutamente lisa y no presente ni nudos ni vetas. Si no se cumplen estas condiciones es preciso limarla para que no presente problemas a la hora de imprimir. Finalmente se impregna de aceite para tapar los poros y se deja secar una temporada.
2. Obtención del dibujo:
Para dibujar la imagen que queremos grabar sobre la plancha de madera se puede hacer de dos formas. Una opción es dibujar directamente sobre la madera y la otra traspasar la imagen a partir de un dibujo original hecho sobre papel. Por ello es aconsejable dibujar el original sobre una hoja aparte, realizar un calco con un papel transparente, invertirlo y transportarlo sobre la superficie de madera, intercalando un papel carbón, y después reseguir el dibujo con una punta dura.
3. La talla:
Una vez hemos traspasado el dibujo sobre la plancha de madera se comienza propiamente a grabar, es decir a vaciar todas aquellas partes de la plancha que no queremos que queden impresas. Según la madera con la que se trabaja y la dirección del corte, se utilizan diferentes herramientas. Para grabar maderas blandas ya hemos dichos que se utilizan gubias. En cambio, para grabar maderas duras y a testa se opta por gubias y buriles parecidos a los del grabado sobre metal.
Las diferentes secciones que presentan estas herramientas nos permiten obtener trazos de carácter muy diverso. Una gubia con un perfil muy abierto es adecuada, por ejemplo, para vaciar grandes superficies. Un buril, en cambio, nos permitirá realizar trazos muy finos. A la hora de grabar se suele apoyar el bloque de madera sobre un almohadón de cuero. De esta forma se puede hacer girar la plancha en las dos direcciones sin mover la mano y así controlar mejor la talla. En este sentido también es importante coger correctamente la herramienta y procurar que esté siempre bien afilada.
4. Impresión:
Para imprimir una plancha es preciso ejercer un presión o bien de tipo manual o bien de tipo mecánica. En los métodos de impresión manual, la presión se aplica mediante rodillos (cilindros), tampones, cucharas, etc.… Este sistema se utiliza durante el proceso de trabajo para las pruebas de estado y sólo permite obtener un número limitado de estampas.
Cuando el tiraje es más elevado se utilizan métodos de presión mecánica, es decir prensas, preferentemente las “tipográficas”. Una de las ventajas que ofrecen las prensas es que la presión se ejerce de manera uniforme sobre toda la superficie de la madera. El paso previo a la impresión consiste en entintar la superficie de la madera. Antiguamente en este proceso se utilizaban unas balas o tampones, pero hoy en día se utilizan rodillos (cilindros) que permiten distribuir la tinta de manera más uniforme.
A continuación, se sitúa la plancha entintada en la superficie horizontal de la prensa denominada platina.
Sobre la madera se coloca suavemente y con un solo movimiento la hoja de papel en la que se estampará la imagen. Para proteger el reverso de esta hoja y para facilitar la presión uniforme de la prensa se coloca sobre el papel un cartón o fieltro y se ejerce la presión. Una vez se ha impreso el dibujo se retira el cartón o fieltro y se levanta la hoja de papel estirándola por un ángulo.
Es importante tener en cuenta que tanto el tipo de tinta como el tipo de papel que se utilicen condicionarán el resultado final del trabajo. Finalmente, tenemos el dibujo original sobre un papel y, por lo tanto, hemos llegado al final del proceso. Ahora, a partir de la misma xilografía y tan sólo repitiendo el proceso de entintado y de impresión, podemos obtener una cantidad ilimitada de estampas idénticas.
Estamos, por lo tanto, ante un producto seriado. Una vez terminada la estampación, el artista suele firmar y numerar a mano todos y cada uno de los ejemplares. La numeración sirve para indicarnos la amplitud del tiraje y el orden de impresión. Así pues, cuando en una litografía encontramos escrito, por ejemplo, 1/75 quiere decir que de una edición de 75 ejemplares, la estampa que poseemos es la número 1. Además, el artista se reserva unos cuantos ejemplares para su colección personal, ejemplares que se denominan Prueba de Artista. Estas copias identificadas con las iniciales P.A., generalmente representan el 10% de la edición y en principio no son para uso comercial.
Los primeros humanistas miraban con desdén las xilografías que ilustraban las obras de arte antiguas como las de Plauto o Terencio, Los artistas que las tallaban , poco preocupados por la arqueología y la historia, representaban los personajes de la Grecia y la Roma clásicas con vestidos correspondientes a la moda del siglo XV.
Hans Burgkmair es considerado el inventor de la xilografía tonal o a varios colores, un método bastante trabajoso que intentaba recrear las láminas coloreadas a mano. Para ello, se elaboraban varias planchas de la misma imagen, una por cada color, tallándose en cada una sólo el plano de un color. Al estampar sucesivamente las diferentes planchas en el mismo papel, una sobre otra, se combinaban los tonos y se formaba la imagen deseada a color. Este fundamento es similar al del moderno offset.
La técnica del grabado en madera fue perdiendo vigencia a medida que se imponían otras técnicas de grabado sobre metal: a buril, aguafuerte, etc.